Las habas tiernas son mucho más digestivas que las secas. En esta época del año resultan deliciosas tanto en ensalada como a la menta o ligeramente cocidas al vapor. Si se compran tiernas no precisan desgranarse y sus vainas pueden comerse rehogadas o hervidas. Hay que elegirlas firmes, rígidas, estrechas y con los granos no muy marcados. Esta pequeña hortaliza también combina muy bien en guisos, estofados y como acompañamiento.
Cien gramos aportan sólo 70 calorías (cuatro veces menos que las secas), pero 5,5 g de proteínas y el 75% de nuestras necesidades diarias de ácido fólico.No paséis por alto este alimento mientras se pueda degustar fresco, recordad que las habas son ricas en vitaminas del grupo B, vitamina C, con un interesante contenido en ácido fólico y fibra. Además contienen menos hidratos de carbono que las legumbres secas y nos aportan minerales como el hierro, el magnesio y el potasio.
Además de las recetas tradicionales, como las Habas a la catalana, las Habas con jamón, las Habas con chocos, el puré de habas con menta… podemos incorporar las habas frescas en muchos otros platos.
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